MIRAR la vida con objetividad no es sencillo. Cuando miramos y nos comunicamos con otro, proyectamos en él nuestra existencia y olvidamos que en ese momento su verdad difiere, normalmente, de la nuestra.


CON más frecuencia de la deseable nos creemos titulares de la verdad, centro del cosmos, poseedores de la razón, sin percatarnos del error que cometemos al olvidar que, una misma situación, tiene siempre infinitas miradas, infinitos enfoques.


PERSPECTIVA a la hora de mirar y olvidarnos de nosotros mismos. Estos serían dos ejercicios interesantes para acercarnos más a comprender y alejarnos de juzgar.












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